Comentaba ayer el señor Biru-san que quería que habláramos en el blog sobre la última barbacoa que hicimos.
Como él es casi co-fundador de esta recién nacida tradición parrillera y como yo soy muy demasiado obediente, voy a hacerle caso, aunque sigo considerando que su propia crónica del evento y sobre todo de la inevitable partida de parchís era ya lo suficientemente interesante y elocuente.
Bueno, pues el caso es que hace un par de semanas celebramos en el pueblo nuestra segunda barbacoa, esta vez con más invitados que la anterior. Tengo que reconocer que, para mi gusto, quizás estábamos demasiada gente, con lo que la cosa quedó un poco desorganizada (sobró comida por un tubo…), pero así es como surgió.
Arandelaさん fue a coger sitio sobre las 7:30 de la mañana del domingo (sí, un pedazo de madrugón y en festivo…). Pensaréis que era demasiado pronto. Pues no, porque allí ya había algunas mesas cogidas.
Por lo visto surgió algún conflicto en la zona ya que al igual que Arandelaさん, había allí otro chico guardando mesa también, pero otras mesas estaban reservadas porque alguien había ido, había dejado su mantel, y se había vuelto a casa a dormir, lo cual es un poco injusto para los que se quedan allí toda la mañana haciendo tiempo hasta la hora de comer. Así que el otro chico al que me refería creo que estaba un poco enfadado con la situación. Pero en fin, así son las cosas.
Yo me uní a la espera un rato más tarde y allí estuvimos leyendo el periódico, jugando a cartas y demás hasta que empezó a llegar la gente.
Sobre la barbacoa en sí, además de que como he dicho antes había montones y montones de comida (varias ensaladas, patatas asadas, patatas fritas, aceitunas, hamburguesas, carne argentina, salchichas, chorizos criollos, diferentes tipos de panes, pastel de postre y muuuchas bebidas), qué puedo decir…
Estuvimos muy a gusto ya que aunque hacía calor estábamos a la sombra de los árboles y se estaba muy bien (Arandelaさん, que sabe elegir la mesa como nadie).
Aquello parecía enteramente la ONU, vamos, que fue un evento muy multicultural. Allí nos encontrábamos una japonesa, que les dio a todos una gran lección de cómo ganar al parchís sin conocer el juego ni de lejos, una mexicana, que se unió tarde, pero se unió, tres portuguesas, que estuvieron enseñando a Biru-san a hablar con propiedad, un argentino, que trajo un montón de carne de su tierra, el propio Birubao, el más bilbaíno de todos, Arandelaさん、de Zamudio de toda la vida, y una servidora, de raíces indefinidas. Así que ya veis que aquello fue muy variado.
Las fotos que tenemos son todas de la gente sentada a la mesa, y como no sé si a todos les gustaría o no salir en este blog tan multitudinario, y no creo que tenga mucha gracia poner una foto llena de caras borrosas o pixeladas, os remito a la foto cabezas-cortadas ya publicada sobre el evento, para que os hagáis una muy ligera idea de cómo fue la comida.
Creo que con esto ya que más o menos explicada mi versión del día. Ahora, ¡a esperar a la próxima!