Esta semana he empezado a asistir a unas clases de japonés. La universidad organiza clases para los extranjeros que vienen aquí a estudiar o a investigar, por tanto podemos asistir a ellas tanto Antonio como yo. Él no va a poder, por el horario de trabajo, por tanto aprovecharé yo por los dos.
Las clases son dos días a la semana, martes y jueves. Hay varios horarios, dependiendo de los niveles, y el nuestro creo que es el más básico. La mayoría de los asistentes son estudiantes chinos, aunque también hay un chico portugués (claro que como sólo he ido dos días probablemente me falte gente por conocer). En cualquier caso es un grupo bastante reducido, entre otras cosas porque siempre hay uno o dos que algún día no pueden asistir porque están muy ocupados en sus laboratorios. Creo que a estos cursos asisten únicamente personas de la escuela de ciencias farmacéuticas, incluso el aula está en el edificio antiguo de dicha escuela.
Sé que hay cursos intensivos más numerosos también organizados por la universidad, pero creo que empezaron en octubre y al menos hasta abril no comienza el siguiente. De momento asistiré a éste. Como dice la sensei (profesora), como los investigadores que vienen al curso trabajan tanto en los laboratorios, disfrutan asistiendo a las clases ya que les sirve para desconectar un poco.
De momento hemos estado aprendiendo unos 50 adjetivos, a base de repetir, que poco a poco iremos memorizando. Además hemos visto algo de conversación, números, verbos. Todo se hace más o menos sobre la marcha. La sensei habla prácticamente todo el tiempo en japonés, así que eso también nos viene bien para irnos acostumbrando a oirlo y entenderlo.
Por suerte las clases de Ryoko-sensei, aunque pudimos asistir a pocas, nos vinieron muy bien, ya que es con lo que aprendimos con lo que nos vamos defendiendo. Así que, Ainara, Joaquín, Miguel y Enrique: ¡prestad mucha atención a la sensei por si venís de visita, que os será muy útil aquí!